¡Feliz miércoles a todos!😊
En la entrada de hoy, hablaremos sobre cómo tiene que ser el consenso al que se debe llegar para definir la educación y los valores educativos de un centro educativo, en este caso, del IES Villa de la Sabiduría.
Para llegar a un consenso, es necesario que todas las partes implicadas se escuchen. El trabajo en equipo es fundamental para definir qué tipo de educación y en qué tipo de valores educativos se quiere educar (valga la redundancia) a los jóvenes en un centro escolar. Por eso, el consenso es un trabajo en equipo en el que cuando se establezcan los objetivos y se implanten los valores, todas las personas implicadas tienen que estar en concordancia con lo que se ha establecido para así hacer cumplir los objetivos y promover los valores del centro.
En la práctica realizada, teníamos para elegir tres tipos de centros: el público, el concertado, y el privado. En nuestro grupo, decidimos elegir un centro público ya que la mayoría de nosotros había estudiado en uno y sabíamos, más o menos, como era su funcionamiento. Además, como futuros trabajadores en educación, creemos que es muy importante impulsar lo público y darle la importancia y el valor que tiene.
En segundo lugar, había que decidir si el instituto era exclusivo de la ESO, exclusivo de Bachillerato, o de la ESO más Bachillerato. En nuestro grupo, muchas personas habían estudiado la ESO en un centro y Bachillerato en otro, pero, llegando a un consenso, se decidió que ya que la adolescencia es una etapa llena de cambios, es más conveniente para el alumno y para los profesores que toda la etapa de la adolescencia, que equivale a ESO y Bachillerato, se curse en un mismo centro. Es más conveniente porque se forja un vínculo profesor-alumno y así tanto profesores como alumnos se conocen mejor. Por eso, decidimos que nuestro centro público iba a incluir la ESO y Bachillerato.
En tercer lugar, había que decidir si el centro iba a ser urbano y ubicado en el centro, urbano y ubicado en un barro, o rural. La mayoría de nosotros, como buenos castellano y leoneses, vivimos en el medio rural y creemos que es muy importante que el medio rural exista ya que a todo el mundo siempre le gusta tener su pueblito y un lugar donde poder relajarse del ajetreo de la ciudad. Por lo tanto, creemos que es muy importante cuidar del medio rural y por ello, hemos decidido que nuestro centro además de público y de ESO y Bachillerato, sea rural.
El consenso hasta aquí estuvo bastante bien definido, pero el problema vino cuando tuvimos que decidir cuál era el nombre del centro y en qué valores íbamos a centrarnos para educar a los jóvenes. Con respeto al nombre del centro, queríamos que tuviese el sentido de comunidad y, tras pensar cómo llamarlo, decidimos que algo intermedio entre un pueblo y una ciudad era una villa. Entonces, a pesar de localizarse en un pequeño pueblo como San Miguel del Pino, decidimos que iba a llamarse villa. Villa, pero de qué: ¿Villa de San Miguel del Pino?, ¿Villa del nombre del director del centro?, ¿Villa del nombre de alguna figura famosa del lugar? Podrían haber sido opciones válidas, pero nosotros queríamos reforzar la idea de que en esta "villa" y en esta comunidad lo que se iba a formar era a personas en conocimientos y en valores. Así, decidimos llamarla Villa de la Sabiduría ya que la sabiduría abarca los conocimientos pero también la experiencia a través de las emociones y lo vivido. Tras estos cuatro pasos, teníamos definido cómo iba a ser nuestro centro. Ahora, había que llegar a un consenso para establecer cuáles iban a ser los valores que íbamos a promulgar en él.
Boceto IES Villa de la Sabiduría
En la actualidad, y según nuestra opinión, lo más importante es motivar al alumnado y para ello, es necesario saber los gustos y las preocupaciones que tienen los jóvenes. Por ello, hicimos un sondeo entre distintos grupos de jóvenes para saber cuáles eran sus valores. En primer lugar, el sondeo mostró que a los jóvenes lo que más les importaba eran los vínculos afectivos, por lo tanto, lo que más les preocupaba era la familia, los amigos y, en caso de tener, la pareja. Por este motivo, decidimos que era fundamental que el profesorado y las familias tuvieran un vínculo estrecho para así conseguir que los jóvenes pensaran que tanto profesores como familiares y amigos somos uno y estamos junto a ellos en la labor de educarles. Por ello, decidimos que haríamos reuniones constantes con las familias para ponerles al día de la situación de sus hijos en el instituto y llegar a acuerdos a la hora de educarles. En segundo lugar, se demostró que los jóvenes valoraban mucho el tiempo libre y el ocio ya que era una forma de practicar otro tipo de actividades y desconectar de la rutina educativa. Entonces, en el centro decidimos que nos preocuparíamos en que los conocimientos se impartieran en el aula y se practicasen mayoritariamente en el aula, aunque hubiese ocasiones aisladas en las que se tuviese que mandar deberes para casa. Esta medida se tomaba para que así los jóvenes pudiesen practicar lo que más les gustaba en sus horas de tiempo libre y así, estuviesen descansados y no saturados de cara a volver al instituto al siguiente día. Por último, el sondeo demostró que para los jóvenes, los estudios son muy importantes para obtener un trabajo y conseguir dinero. Por eso, nuestro objetivo desde el principio, incluso antes del sondeo, se basaba en desarrollar la parte personal de los alumnos con el fin de hacerles autosuficientes. De esta manera, la autosuficiencia les hará saber para lo que valen, cuáles son sus puntos fuertes y débiles, y así, saber en qué tiene más posibilidades de triunfar para así conseguir un trabajo acorde con sus gustos. Todo este proceso tendrá como recompensa la remuneración por trabajar, parte muy importante del trabajo.
Además, como se ha dicho anteriormente, teníamos como objetivo educar según unos valores. Para ello, teníamos la necesidad de quedar claro qué era para nosotros el concepto de educación. Era fundamental definirlo para que cuando un padre o madre llegase a nuestro centro, pudieramos decirle qué entendíamos nosotros por educación y cómo íbamos a educar a sus hijos. Estuvimos todos de acuerdo desde el primer momento en que para nosotros, la educación es formar en conocimientos, obviamente, pero también en valores. Entonces, para ello, aparte de preguntar a los jóvenes qué era lo que más les interesaba para así hacerles la estancia en el centro mucho más amena, también pensamos en cómo queríamos que fuese nuestro centro y de qué queríamos hablar en él con respecto a temas de actualidad. Entonces, en primer lugar, decidimos que queríamos diseñar un centro inclusivo, es decir, un centro al que pudiera acudir cualquier persona sin importar su orientación sexual, nacionalidad o situación económica. Lo que queremos es que cualquier persona que quiera estudiar pueda hacerlo y no se la juzgue ni por sus gustos sexuales, ni su origen étnico, ni su estatus económico. Por eso, a nuestro centro podrían acudir hijos de padres homosexuales, hijos adoptados por parte de familias homosexuales, hijos de familias con menos recursos, hijos cuyos padres hayan tenido que emigrar por distintos motivos, etc. De esta manera, tanto los padres como los hijos se entenderían en nuestro centro y las barreras no existirían ya no estarían presentes. Además de tener claro que nuestro instituto iba a ser inclusivo desde el día 1, también nos pareció muy importante hablar sobre el tema de las drogas y las adicciones ya que los jóvenes se encuentran en una etapa difícil y, si no tienen una información correcta, pueden generar tendencias nocivas para ellos. Por ese motivo, decidimos implantar planes en los que se enseñase por qué no hay que tomar el camino de las drogas, qué consecuencias tiene drogarse y también cómo se puede ayudar a las personas a salir del enganche continuo (cuyo final todos ya conocemos). Finalmente, también queríamos educar a nuestros alumnos en igualdad y respeto, por lo tanto, nos gustaría hablar con ellos de la violencia de género entre hombres y mujeres y de cómo evitarla. Este tipo de violencia existe de hombres a mujeres y de mujeres a hombres, y puede ser tanto física como psicológica. Entonces, para ello, estableceríamos un plan en el que personas que hubieran sufrido violencia de género contasen su experiencia a los alumnos y tratasen de mostrarles que no es necesario machacar a otra persona física, emocional o psicológicamente para ser mejor o para tener más poder dentro de ningún tipo de relación, ya sea amorosa o de amistad. Simplemente se necesita hablar y llegar, como nosotros, a un acuerdo y un consenso sin necesidad de emplear ningún tipo de artimaña que dañe física, moral o psicológicamente a la otra persona. Por eso, intentaríamos educar a los jóvenes en igualdad de sexos y en la práctica del consenso. Además, teníamos pensado hablar sobre otros temas actuales como por ejemplo el aborto, es decir, el derecho que tiene la mujer para abortar, tema que muchas veces suele generar debates. La eutanasia o si tiene una persona derecho a decidir cuándo quiere que acabe su vida. La pena de muerte, es decir, si se debe aplicar o no según qué casos. Y el suicidio, un tema tabú, pero que debido a la visualización de una serie llamada Por trece razones es un tema que está muy presente entre los jóvenes.
Así que, tras una clase muy intensa y un consenso arduo, la labor de profesores, directivos, familias y alumnos hacen que creemos nuestro centro escolar, nuestra Villa de la Sabiduría donde cualquier persona puede ser admitida y donde educamos no solo en conocimientos sino en valores del día a día.
Boceto de una clase en el IES Villa de la Sabiduría
¿Te gustaría formar parte de la comundidad de nuestro centro?
¡Hasta la próxima!👋